Se acabó el verano y acabamos de comenzar la estación otoñal. Esa que se caracteriza por los días menguantes y la climatología inestable y suele asociarse a la nostalgia y la melancolía. Sin embargo, para los fotógrafos el otoño es una estación muy apreciada porque nos da la posibilidad de lograr estupendas imágenes de naturaleza y paisajes.
Más allá del colorido que aportan las típicas hojas de otoño, tanto en los propios árboles como en el suelo, hay muchos motivos por los cuales esta época ofrece grandes oportunidades para los fotógrafos tal y como os vamos a mostrar a continuación.
Los días son más cortos
Aunque a primera vista te pueda parecer contradictorio, para un fotógrafo esto significa que amanece más tarde y la puesta de sol ocurre antes. Así, si tienes intención de levantarte temprano para capturar la salida del sol no tendrás que pegarte un madrugón tan tremendo como si aún fuera verano.
Lo mismo ocurre con el atardecer, que se produce mucho antes, con lo cual no tendrás que esperar hasta horas muy tardías (depende de donde estés, claro), para disfrutar de la hora azul, que además se prolonga más que en verano.
La luz es hermosa
Como sabéis, el cambio de estaciones no se debe a que nos alejemos del Sol, sino a que la luz de éste incide con una trayectoria distinta (debido al eje de rotación de la Tierra). Así, en otoño el astro rey alcanza una altura mucho menor, su trayectoria es mucho más baja que en verano y esto hace no sólo que los días sean más cortos sino también que su luz tenga que recorrer más distancia para llegar hasta nosotros (tal y como nos explican en Investigación y Ciencia).
Esta circunstancia, unida a los cambios de tiempo tan típicos de esta estación, hace que sólo la componente roja de la luz la llegue a nuestros ojos, mientras que sus componentes amarilla, verde, azul o violeta son dispersadas por el aire en el viaje a través de la atmósfera. Así, el resultado es que los cielos rojizos son más frecuentes y la luz cae durante mayor tiempo en un ángulo que produce sombras alargadas.
Por si todo esto fuera poco, la lluvia y el viento ayudan a que los cielos de otoño estén menos contaminados y sean más claros. Todo lo cual sin duda es una excelente noticia para los fotógrafos que encuentran en el equinoccio el momento ideal para obtener excelentes fotos con interesantes cielos.
El clima es variado y cambiante
Lo habitual es que el verano sea una época de interminables días de sol y calor y ambas cosas no es que sean muy favorables para el fotógrafo. Así, los largos días sin nubes, con el sol muy en lo alto produciendo profundas sombras y con un calor que puede ser insoportable, son cosas que no ayudan a la fotografía al aire libre en general, haciendo que en verano haya que limitarse a las primeras y últimas horas del día. Sin embargo, en otoño, el clima empieza a cambiar y se torna mucho más variado.
A comienzos de la estación la temperatura todavía es buena y además es muy posible que haya más nubes o que llueva. Esto, junto a la especial luz de la época de la que os acabamos de hablar, es algo que puede añadir mucho interés tanto a las imágenes de paisaje como a las urbanas. Además se incrementa la posibilidad de captar fenómenos meteorológicos poco frecuentes en verano, como las tormentas, los arcoíris, la niebla…
A medida que avanza el otoño, el clima se vuelve más hostil y estos fenómenos pueden ser más frecuentes y más acusados. Lejos de amilanarnos cuando la climatología no sea muy favorable, tomando las precauciones adecuadas puede ser el momento ideal para lograr imágenes impresionantes que seguramente no se puedan conseguir en otra época del año.
Hay gran variedad de colores
Otra de las peculiaridades de esta época es sin duda la gran variedad de colores que se pueden encontrar en la naturaleza, con predominancia de los amarillos, rojos y dorados. Así, la estación otoñal es famosa por los vibrantes y saturados colores de los árboles y el follaje en general. Claro que a eso se añaden otras cosas porque no podemos olvidar que también es época de cosecha de girasoles, de viñedos y de muchos otros cultivos. Cada uno de ellos con su propio color que puede servir para crear patrones en el paisaje otoñal.
Por supuesto las hojas de los árboles caducos cobran el mayor protagonismo, tanto con su cambio de color en el propio árbol (con varias fases de diferente color), como en la alfombra que crean al caer al suelo en zonas con mucha arboleda. Mientras, los árboles y plantas de hoja perenne se mantienen de color verde poniendo el contrapunto en los paisajes otoñales.
Así que, ya sabes, saca la cámara y lánzate a la calle y/o al campo a aprovechar esta época tan fructífera para los amantes de la fotografía. Que no te importe el mal tiempo ni la escasez de horas de luz porque, como te hemos contado, son cosas que también tienen evidentes ventajas.
¿Y tú qué opinas? ¿Estás de acuerdo en que el otoño es una buena época para hacer fotos? ¿Qué es lo que más te gusta de la estación?
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Foto de portada | Ben Blennerhassett